Creo que ya se han dado cuenta que una de mis pasiones en la vida es viajar y es que realmente disfruto viajar no sólo cuando es a lugares exóticos, famosos, icónicos, costosos, lujos, llenos de aventura o con todo el confort; también disfruto mucho esos viajes estilo mochilero o esos que son más al modo vacaciones en familia o pequeños paseos de puentes y días libres.
Uno de los destinos por
excelencia en mi vida, y creo que en la de mayoría de mi familia para este tipo
de viajes cortos es el Tolima, este grande y hermoso departamento de Colombia
donde su capital, Ibagué es conocida como la ciudad musical del país, y el cual
atravesamos cuando queremos ir de Bogotá para la costa o para Antioquia.
Pues he de decirles que en este
grandioso departamento existen tres rutas que he recorrido unas mil veces en
toda mi vida y sin exagerar, está la típica carretera por Villeta, la nueva y
bien ponderada ruta de Cambao y otra más reciente que nos saca a la ruta del
sol. Estas tres opciones nos dirigen a un mismo lugar en el Tolima, San
Sebastián de Mariquita, pueblo que se hace llamar el ombligo de Colombia y
donde se encontraban los restos de nada más y nada menos que Gonzalo Jiménez de
Quezada antes de ser reubicados en Bogotá, pues fue en ese caliente pueblito
frutero donde falleció.
A este pueblito le tengo un
cariño especial y me trae muy buenos recuerdos, es donde está la casa de
vacaciones de la familia, la que si me permiten la confianza a cambiado y
mejorado enormemente al punto de ya no quedar rastro alguno de la fábrica de
lácteos que fue hace unos 28 años atrás, ahora se encuentra al nivel de las
casas de descanso más bonitas del pueblo, sin ser una gran casa quinta tiene el
terreno exacto para tener un patio lleno de matas como le gustan a mi abuelita
y una piscina para refrescarnos un poco.
Dejando de lado el
sentimentalismo personal, el Tolima tiene lugares muy interesante y hermosos
paisajes que rodean esas carreteras llenas de curvas, además incluso desde una
de ellas si ves hacia la montaña puedes ver la cara de un indio acostado o
inclusive en la ruta de Ibagué – Mariquita pasas debajo de la famosa “Nariz del
diablo”, una curiosa formación en roca que tiene la apariencia de una grande y
peculiar nariz en piedra.
Así que si estás en Colombia o
tienes la oportunidad de visitar este hermoso país que es mucho más que su rico
café, te invito a que tomes tu mochila, te aventures por sus carreteras,
disfrutes sus hermosos paisajes, te des la rodadita al Tolima y veas si el
diablo te olfatea con su peculiar nariz.
Mí muñeca que buena descripción del Tolima y sus encantos.
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